En 2015, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte lanzó el programa Cultura y Ciudadanía para abrir “un proceso de debate, diálogo y colaboración alrededor de una idea vertebral: el papel sustantivo que ha de asumir la cultura en los procesos contemporáneos, simbólicos y materiales, de construcción social”. Desde entonces, se vienen llevando a cabo encuentros anuales y otras iniciativas como ayudas y subvenciones, bajo dos subprogramas: “cultura y ciudadanía” y “cultura y ruralidades”. En ambos casos, el propósito es unir el sector público con el sector privado y la ciudadanía para colaborar en la promoción de “una cultura universal, comprometida, crítica y diversa, sustentada en la participación. Una cultura que sea asimismo elemento regenerador, vertebrador y dinamizador del territorio, y que tenga impacto en el desarrollo y la economía, en la cohesión y la innovación sociales”.
El programa, a través de los diversos encuentros y proyectos que promueve, se vincula directa o indirectamente con la mayoría de los ODS: como el 17 (alianzas para lograr objetivos), 16 (Paz, justicia e instituciones sólidas), el 12 (producción y consumo responsables), el 13 (acción por el clima), el 11 (ciudades y comunidades sostenibles), 8 (trabajo decente y crecimiento económico), 7 (energía asequible y no contaminante), 10 (reducción de las desigualdades), 5 (igualdad de género), por citar los más evidentes.
El Ministerio de Cultura y Deporte, a través de la Subdirección General de Cooperación Cultural con las Comunidades Autónomas, se sitúa como agente “emprendedor” que impulsa las diversas iniciativas en colaboración con otras administraciones públicas, como las comunidades autónomas y los entes locales, convocando a agentes diversos de la sociedad civil, en lo que puede denominarse sin duda una “alianza multiactor”. El sector público adopta un papel de organizador y pone a disposición de los diversos proyectos los espacios y herramientas necesarios para su desarrollo y visibilización.
El programa se ha consolidado a lo largo de los años, y se han ido creando nuevos sub programas como “Ecosistema Cultura y Territorio” (ayudas al medio rural pala la actividad cultural, en colaboración con las Comunidades Autónomas e inserto en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia), “Cartografías” (archivo online de todas las iniciativas y proyectos que han participado en las diferentes actividades) o el “Libro Blanco de la creación, formación y desarrollo de públicos de la cultura”, un proyecto en el que colaboran las diversas unidades del Ministerio competentes en este ámbito.
Una iniciativa de estas características, dada su escala y su enfoque abierto y multiplicador que se abre a una extensa red de agentes diversos en un ámbito geográfico de actuación a nivel Estado, sería difícil llevar a cabo desde la iniciativa privada, aunque entidades del sector no lucrativo (fundaciones principalmente) trabajan en órbitas similares. Este programa es un ejemplo de cómo la amplia red que supone la Administración (estatal, autonómica y local), enfocada como servicio público, tiene un enorme potencial de lanzamiento de planes que generen acciones concretas. Estas acciones, en el ámbito de este programa, han servido para conectar personas, proyectos y recursos para la mejora del sector cultural desde una perspectiva transversal y comprometida con el desarrollo sostenible.
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